lunes, 25 de junio de 2007

¿Por qué hay que ser ético en los negocios?

Tenemos que comportarnos éticamente, siempre, con independencia de las consecuencias que de ello se sigan. Lo que importa es la virtud, el premio de la virtud es ella misma . Hay que ser ético no sólo aunque no haya premio para ello sino incluso en el supuesto de que, como ahora desgraciadamente contemplamos con demasiada frecuencia, la sociedad aplauda al inmoral y desprecie al virtuoso. Si yo me comporto en contra de la moral, puede ser que obtenga beneficios en ello, pero internamente valdré menos. Si me porto correctamente, conmigo y con mis semejantes, valdré más, aunque externamente tenga menos. La aplicación de esta cultura del ser frente a la cultura del tener me conducirá, como ya decía Aristóteles, a la felicidad, la felicidad que deriva de la conciencia del deber cumplido, aunque, a consecuencia de mi comportamiento moralmente correcto, mi vida, a los ojos del mundo, parezca un infortunio.

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